Hoy reflexiono sobre la luz, la oscuridad, el máximo potencial y la mediocridad.
En estos días que nos deseamos buenos deseos, que apelamos a la luz, también estamos reclamando y ensalzando la oscuridad, muchas veces sin saberlo. Y es que para que se haga la luz ha de deshacerse la oscuridad o bien han de convivir juntas creando una penumbra.
No hay luz sin oscuridad.
No hay oscuridad sin luz.
Por eso, cuando deseas mucha luz en tu vida, te estás dando el permiso para transitar tu oscuridad.
Lo cual no significa que una vez transitada desaparezca para siempre, no deja de aparecer la noche porque sea de día.
Son ciclos y la sabiduría se basa en saber vivir en ambos.
Y desde aquí reflexiono en vivir en mediocridad, sin propósito, sin objetivos, sin un devenir o en el máximo potencial, lo que sea para ti, sin comparaciones con los demás. La maravilla del máximo potencial es que no tiene límites, cuando llegas a tu máximo este crece, se expande, como una goma elástica. Igualmente cuando estás en mediocridad, en el medio, crea una infinita línea horizontal. El inconveniente de la línea del medio, mediocre es que no te permite caer para verte atrapada y con el anhelo de querer salir, avanzar…
Cuando brilla la luz también oscurece la oscuridad pero cuando vivimos en el máximo potencial mantenemos la luz encendida, con picos de oscuridad que nos ayudan a evolucionar.
Te deseo mucha luz con todo lo que ello conlleva.