De nuevo comparto contigo mi experiencia a través de la MetaGenética. En este ocasión tratamos el tema de cómo las memorias intergeneracionales afectan a la salud emocional, a la disposición ante la vida y el deseo de avanzar.
Susana participa en un encuentro grupal de MetaGenética y el tema que presenta para tratar es la falta de vitalidad porque desde hace años perdió la fuerza. Le pregunté si sabía en qué momento la había perdido y me contestó que hacía sus 14 años. La siguiente pregunta fue si conocía cómo había ocurrido aquello y me dijo que lo recordaba perfectamente y había sido a través de un abrazo de su hermana.
Este conocimiento de la situación en cuanto al momento en que ocurrió y la acción que lo propició, no es habitual. Esta información desde luego ayuda mucho en la resolución de la cuestión.
La hermana estaba en la sala y quería tratar su situación en el útero materno. No sabía con exactitud lo que había pasado pero conocía por su madre que durante la gestación la barriga había menguado. Algo extraño que la barriga se reduzca.
Ante esta información supe que se trataba de una pérdida gestacional, hasta ahí todo bien, pero aún no acaba de relacionar esto con el abrazo entre las hermanas y cómo esto había dejado sin fuerza a la hermana mayor.
Desarrollando el proceso la sorpresa fue mayúscula cuando representando el organigrama del árbol familiar observo una muerte en la línea de los bisabuelos de la madre y que ese familiar no había trascendido y se había quedado en la familia pasando de generación en generación. El bisabuelo no había ido al plano que le correspondía pues en su campo energético había infinidad de situaciones sin resolver y le habían impedido, en su momento, hacer el tránsito, con lo cual estaba hospedado dentro de la familia pasando de un integrante a otro. Es un caso de parasitaje con todas las de la ley.
Avanzado en el proceso, llegamos al punto en el que veo algo que nunca antes había visto, imagino que no es en absoluto habitual pues en más de quince años de experiencia nunca lo había observado.
Ese bisabuelo había ocupado el lugar de uno de los bebés, de ahí que la barriga de la madre se desinflara, ese entidad energética, fuera de lugar, acompañaba al bebé que permanecía gestándose tanto en el vientre materno como en la vida. No quiero pensar si se produjo un aborto espontáneo y en ese lugar entró la entidad desubicada o si ocurrió al revés. En todo caso, a la edad de los catorce años de vida de la chiquilla, transcurridos dos ciclos biológicos, la entidad parasitaria, a través del abrazo, se conecta con otra vida. Con lo que tenemos dos elementos que perturban la fuerza vital de las hermanas. En el caso de la mujer que perdió a la hermana gemela en el útero, le acompañan el familiar y la hermana no nacida. Y a su hermana mayor, el familiar que se le adhirió a través del abrazo.
Hacer cierres, duelos, poner a la familia en orden es de suma importancia, de ello hablo ampliamente en el libro «MetaGenética. La salud a través de la Consciencia» , disponible en Amazon.
Espero tus observaciones y lo que quieras compartir en los comentarios.