¿Desde dónde se realiza un proceso terapéutico desde la perspectiva del terapeuta y del paciente?
Hoy voy a responder a esta pregunta para entender por qué se viven ciertas situaciones tras los procesos terapéuticos grupales o personales, teniendo en cuenta que la situación de elevación vibracional, del planeta y de la humanidad, está gestando nuevos protocolos en los procesos terapéuticos y muchos de ellos están en camino de caducar.
Voy a exponer 3 posibilidades, todas ellas con matices.
- Desde un plano mental y emocional.
Hablo del plano mental y emocional de la persona que dirige el proceso, así tendrá las características del mundo mental y emocional del terapeuta que se pueden percibir a través de las proyecciones que emite hacia el paciente.
Por vibración suelen acceder a ellas personas que no están preparadas para asumir su responsabilidad en la vida y comprometidas consigo mismo. Suelen ser personas que están iniciando un camino de crecimiento personal guiadas por su mundo mental o emocional.
El resultado se manifiesta como una emocionalidad alta, como una euforia temporal y desconcierto posterior. No hay un verdadero proceso y es así porque es el peldaño 0 de una escalera. Manteniendo la intención y la voluntad de ir al encuentro con uno mismo, llegarán los siguientes peldaños.
En estos casos el terapeuta suelen sentirse cansado, con falta de energía y descompensado, pues ha hecho una alimentación energética desde su propia energía vital. Realizando estas prácticas, con frecuencia en el tiempo, se producen procesos de envejecimiento y desvitalización.,
- Desde la conciencia o alma humana.
Entendiendo por conciencia el conocimiento emergente del mundo físico, de la realidad y atendiendo a ello desde un plano racional, intelectual y una incipiente conexión con el corazón.
El proceso se desarrolla desde la conciencia del director del proceso y del paciente que aún no asume el 100% de su responsabilidad más está en el camino.
En ambos casos, director y paciente hay una retroalimentación energética y se puede generar un vínculo cercano al apego.
- Desde la consciencia o alma espiritual.
En este caso el facilitador-a conecta con la consciencia superior creando un campo de desarrollo para el proceso de modo que su energía personal no está afectada y se pone al servicio del paciente o del grupo, el cual nutre la apertura y sostén de este campo. Una peculiaridad interesante es que el grupo siente la consciencia de unidad y se crea una comunidad o hermandad. Cada parte del proceso individual abre una sanación grupal y colectiva. La experiencia es dirigida desde el amor y el resultado es la paz.
En ningún caso se actúa desde la propia energía y sí desde la consciencia superior que ordena, mueve y desarrolla el proceso así como las sanaciones inherentes a él.
El facilitador puede canalizar desde este campo de vibración, o bien acceder a él, o bien ser parte de él, está en casa.
El paciente lo sentirá profundos procesos de sanación, aperturas a espacios antes cerrados y crisis de sanación.
Gracias por tu lectura. Agradezco tu aportación en los comentarios.